sábado, 21 de setembro de 2013

EL TREN QUE ME ALEJA




Yo soy yo, claro. No me vengas ahora con dudas sobre esa cuestión. Sólo me faltaba eso ahora. Es cierto que a veces ni sé dónde nacer... Hay días en que no entiendo la danza de los astros, y voy caminando fuera de mí, y parece que nada me toca... 

Pero yo soy yo, el idiota ese del espejo. De eso no puede haber dudas. Dudas no. No hoy, no ahora. Yo soy yo. 

Ahora me he venido a este rincón obscuro del alma para olvidarte mejor, mujer. Ya sabes que me gusta hacer las cosas bien. Y si bien amé, ahora también me toca olvidarte de la mejor manera posible. Y no es fácil. Me caes encima como le caen a uno las sombras al anochecer: así, inevitablemente. Me caes encima como siempre me has caído, en forma de recuerdo y de deseo, de vibración blanca, de razón negada, de felicidad substraída. 

Eres, serías, hubieras sido, fuiste. Me cuesta horrores conjugarte, mujer. Solo de pensar que para pensarte debo situarte en algún punto entre el pasado y el futuro, se me cae el alma a los pies. Por no tener que conjugarte más sería capaz hasta de no pensarte, y así poco a poco me iría haciendo al olvido. Quiero subir a ese tren que me aleja de tí. 

Ya ves... me inventé un barco, una liturgia de faros y castillos, de ángeles de bronce, de flores rojas, de iglesias de espuma, arena y sal que llevaban tu nombre. Ahora debo aprender a descreer en esos credos, debo intentar enredarme en otras algas, en otros sueños. 

Yo no soy yo, ni mucho menos. Veo a ese otro en el espejo, mirándome, y pienso que sólo puede tratarse de un imbécil. Un desubicado. La imagen devuelta a mis ojos no puede ser sino un equívoco, un descuido, un lapso, un lamentable error. 

Y entonces miro más allá de mí, ya sí al otro lado del espejo, transfigurado, absorto, y soy yo también, el que para vivir tuvo que perforar ese espejo, el que tuvo que aniquilar la posibilidad de verse reflejado ahí otra vez, porque un día más reflejándose y estaría muerto, envenenado de azogue, de olvido, de indiferencia.

Yo soy yo, y no lo soy. Por eso escribo, y por eso ya no estoy aquí. Por eso ya no regreso. 

                                 


Sándalo Naranja

2 comentários: