quarta-feira, 23 de julho de 2014

LA SOMBRA O LA VIDA (BREATHLESS PROSE # 7)

La sombra o la vida, mi señora, esto es un asalto, le advierto que no estoy yo para bromas, y si usted colabora nadie tiene que salir herido, oh señora mía, luz de donde el sol la toma, o por lo menos la solía tomar... yo le pido, le ruego, que me entregue su sombra, así por las buenas, sin resistir, le suplico, total si usted ya no la usa para nada, y piense que para mí tener la compañía de su sombra sería maravilloso, milady, dése usted cuenta de que en su sombra adivino yo todo aquello que amé en usted (y todavía amo, y siempre amaré), y que consiste precisamente en todo aquello que usted insistió en olvidar tan meticulosamente sobre usted misma, más tarde, cuando decidió prescindir violentamente de las cosas que deseaba, de las cosas que amaba, y así todas esas bellezas le fueron huyendo del alma y se quedaron en su sombra, una sombra que usted arrastra por costumbre y además porque qué va hacer con ella, pero yo creo que la odia en el fondo, ya ve, usted se pone a odiar precisamente aquello que yo más amo en el mundo ¿no es extraño?, una sombra lindísima y triste, tan triste y bella que, viéndolas juntas a ustedes dos bajo el sol de primavera, parecería más que es usted la que se arrastra pegada a la tierra y su sombra flota etérea sin llegar a tocar el suelo, o sea, resumiendo, algo así como si usted no fuese ni una sombra de lo que fue un dia, ni una sombra de su propia sombra, oh mi bella señora, y perdóneme tanta franqueza, pero en fin, divagaba, lo que quería decir es que usted ya ni se fija en su sombra y a veces hasta parece que ni se acuerda de ella, milady, y esa es la razón de este asalto, démela por favor, usted jamás la mira, ni piensa en ella, porque decidió así con esa vehemencia tan suya de usted no mirar nunca para atrás, así que una vez más le digo, démela sin más, no me obligue a robársela a punta de pistola, lo que sería una escena fea e innecesaria, entienda de una vez que yo a su sombra de usted no la quiero para olvidar, la quiero para que me ayude a  recordar, para permitir que sea la sombra la que proyecte todo lo que usted podría haber sido si hubiese querido serlo, así como la vida es proyectada desde nuestra propia luz y nuestro deseo y nuestra voluntad de imaginarla, así sea, no sé si me va entendiendo, señora que lo fue de mis sueños y de mis vigilias, que quede claro que yo a su sombra la querría para abrazarla en mis noches turbias de pánicos domésticos, para los días sin sol, y para subir ciertas cuestas que se me hacen tan difíciles desde que usted decidió desaparecerse, prohibirse, exiliarse de sí misma, y dejarme con esta superlativa cara de idiota pensando, intentando conjurar cómo eran sus ojos, o la danza de sus manos, o la temperatura exacta de su voz, ese desasosiego tan báltico de su corazón, o el arrebol que su rostro vestia al escuchar ciertas palabras mías, y bueno, por todo eso se me ocurrió depositar toda mi confianza en esta idea de que su sombra me traerá esas cosas de nuevo, de algún modo, así que permítame de una vez que le quite ese peso de encima, si hasta le estoy haciendo un favor,  si hasta va a acabar por agradecermelo, ande, déjeme bailar con su sombra, con su alma fugaz de estrellas y azules durante toda la eternidad, amén, he dicho. 

Sándalo Naranja


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